jueves, 14 de mayo de 2015

El Problema de “Macri Presidente”: la Provincia de Buenos Aires

Frente a un Sergio Massa que se desploma en las encuestas y es abandonado por sus aliados, la estrella electoral de Mauricio Macri parece monopolizar el espacio opositor en un esquema nítido de polarización electoral en términos de kirchnerismo y antikirchnerismo, o más elegantemente “continuidad” versus “cambio”.
Los últimos seis meses de Macri han sido realmente brillantes, logrando generar hechos políticos que le permitieron perforar su techo de imagen negativa e intención de voto. Podemos recordar el desplome del espacio UNEN y el triunfo del sector que lo apoyó en la Convención Radical de Gualeguaychú, que le otorga estructura de alianzas en la matoria de las provincias donde PRO casi no existe. Al “pase” de un dirigente de peso como el Lole Reuteman desde el Frente Renovador, se sumó la buen performance de Del Sel en Santa Fe y su victoria personal como líder del PRO en imponer a Larreta en las primarias porteñas.

A Macri las encuestas le sonrién con un segundo lugar, oscilando entre 26 y 30 puntos, depende la encuestadora en cuestión. En términos territoriales Mauricio es fuerte en el eje “pampa húmeda” que compone Córdoba (donde logró articular existosamente una alianza competitiva que es la pesadilla de De la Sota), Santa Fe, Ciudad de Buenos Aires y Entre Ríos. A ese dispositivo de “provincias grandes” se suma Mendoza, donde el radicalismo tiene chances serias de gobernar. Sin embargo su talon de Aquiles sigue siendo el mismo de siempre: la Provincia de Buenos Aires, hogar del 40 por ciento del padrón nacional. Es que si de Buenos Aires hablamos, “la ciudad” no es lo mismo que “la provincia”, donde todo el peronismo sumado suele pasar la barrera del 60 por ciento, yendo unido en el PJ o en variantes “renovadoras”.

El nuevo Macri es un pragmático. Eso explica las alianzas que desarrolló en suelo bonaerense tanto en 2009 con Francisco De Narvaez como en 2013 con Sergio Massa. Sin embargo su intento de posicionar una candidata propia chocó con la negativa de Gabriela Michetti de “mudarse” de distrito electoral. Hoy ese lugar lo ocupa María Eugenia Vidal, que viene “pateando” la provincia hace un año. Se reconoce en Vidal a una incansable trabajadora que ha logrado aumentar su nivel de conocimiento e intención de voto que oscila entre 12 y 16 puntos. Sin embargo eso sigue siendo poco. Macri confía en que su figura en la boleta logre “arrastre” desde arriba, potenciando a Vidal.
A eso se suma la estructura del radicalismo bonaerense, que pese a su declamado progresismo ya ha hecho gala de un pragmatismo que la llevó a la fórmula Alfonsín-De Narváez en 2011 sin ir más lejos. Se sabe, “no hay pueblo que no tenga capilla ni comité radical” y eso asegura fiscales y hasta candidatos en algunos pueblos, más bien del interior rural bonaerense. Sin embargo, y pese a los “nombres” que arrime el radicalismo, Macri se inclina por colocarlos en lugares de la lista legislativa provincial. Es que en la cabeza de Mauricio el ejecutivo tiene que ser PRO puro, gente de confianza y eso lo inclina en sentido contrario a fórmulas mixtas o acuerdos. Lo que necesita de los radicales bonaerense es un apoyo en bloque que obture fugas hacia el espacio de Margarita Stolbizer.

La desconfianza es la misma barrera con que topan intendentes como Posse, Cariglino y otros que ofrecen estructura territorial y niveles de conocimiento aceptables. Macri no quiere repetir la experiencia de la Alianza con”menjunges” electorales. Recibirá el apoyo del pro peronismo, pero les ofrecerá reelegir en sus distritos, ni menos ni más.
Sin embargo, hoy el candidato no kirchnerista que más “mide” en la provincia se llama Francisco De Narvaez. Mide más incluso que el propio Massa, ya identificado y desgastado en la batalla nacional. Eso le da “margen” de maniobra al colorado, que nunca fue un hombre de partido o alianzas duraderas y necesita un candidato a presidente fuerte. Ese motivo es el que lleva a muchos a imaginarse una posible alianza opositora Macri Presidente-De Narvaez Gobernador donde todo sea win-win.

Este escenario cuenta con un problema: Macri recela de De Narvaez. Todos los que lo conocen aseveran que Mauricio no es una persona rencorosa. Sin embargo sí se sintió usado dos veces: por De Narvaez y por Massa. El primero se obnubiló luego de su estrellato electoral de 2009 y tuvo actitudes extorsivas hacia Macri que llevaron al fin de esa exitosa alianza electoral.
Pero ambos empresarios se conocen, junto con Scioli, desde hace años cuando eran jóvenes promesas del jet set argentino.

¿Se jugará Macri por una fórmula “pura” confiando en transferirle votos desde su figura a la de su candidata Vidal? ¿Buscará un acuerdo con De Narvaéz que le asegure orillar un 40% de votos bonaerense como piso? Algo es seguro, una candidatura presidencial competitiva no puede conformarse con menos de 30 puntos en suelo bonaerense, que son 15 a nivel nacional.

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