miércoles, 24 de septiembre de 2014

DIL(E)MA BRASIL


Vimos estos días un par de post sobre la coyuntura brasileña, en que se desdramatiza en un punto la inminente elección presidencial entre la sucesora de Lula, Dilma (PT) y una ex ministra renegada de Lula, Marina Silva (PSDB o "tucanos"). Que están en empate técnico y seguramente vayan a ballotage. Con destino incierto.
La primer nota pone de manifiesto una gran verdad: hay consensos estructurales en el "modelo brasilero", que arrancaron desde la presidencia de Fernando Henrique Cardoso a mediados de los noventa y en pleno neoliberalismo, que han sido continuados por el PT. Cuestiones macro económicas como las metas de inflación (opuestas a las metas de crecimiento), o el saneamiento financiero y la nueva relación federal con los estados provinciales (bastante distinto al nuestro). La política de no privatizar y empoderar las empresas estatales Petrobras (petroleo) y Embraer (aviones), etc.
Dice el compañero @handicapepe en su blog Optimus Prime que hay
"cuatro grandes acuerdos nacionales: 1) democracia fuerte con fuerzas militares bajo control político (desde 1985); 2) moneda fuerte, con la estabilidad como preocupación central de la clase dominante, aunque con cierto margen de maniobra para definir el gobierno y la dirigencia política el orden de prelación entre los objetivos del pleno empleo y el crecimiento (desde 1993); 3) un nuevo tipo de Estado, el logístico, articulador de una singular relación entre el mercado interno y el mercado externo, que combina la redistribución de la renta y la internacionalización de empresas brasileñas (desde 2003); y 4) un proyecto nacional-global, el cual supone el desafío de conciliar objetivos a veces incompatibles como el fortalecimiento de la gobernanza suramericana y un revisionismo acotado del sistema internacional, el cual depende menos de la profundización del proceso de integración regional que de asumir un rol más activo tanto en instituciones como el FMI y la OMC como en nuevos sistemas de alianza sur-sur como los foros BRICS e IBSA (desde 2003)".
Aunque no haya tocado ciertos "dogmas" neoliberales, Lula logró un crecimiento económico y distribución de la riqueza o justicia social como se explica en esta nota de Marcelo Falak en Ámbito Financiero:
"En plena campaña por su reelección, en la que no le sobra absolutamente nada, Dilma Rousseff festejó que la ONU reconociera que los casi doce años del PT en el poder lograron reducir la pobreza del 24,3% al 8,4%, y la indigencia del 14% al 3,5%. Hambre (casi) cero, la enorme epopeya brasileña del siglo XXI. Desde 2003 supuso una inversión total de cerca de 50 mil millones de dólares, insume cada año un 0,5% del PBI y alcanza en la actualidad a 13,6 millones de familias, esto es unas 50 millones de personas".
"No se puede ignorar el impacto político de un programa semejante. Así, no debe sorprender que en las elecciones de 2006, cuando Lula da Silva fue reelecto, y de 2010, cuando lo sucedió Dilma, el eje del voto petista se haya trasladado al norte de Brasil. De "partido de los trabajadores", podría decirse, pasó a ser el "partido de los pobres".
Pero hay que agregar: al costo de una reprimarización de la economía (decreció en valores relativos el peso de lo exportado por la industria frente a las exportaciones primarias, producto entre otras cosas del boom sojero que allá pega también).
Acá proponemos entonces que los grandes cambios introducidos por Lula y continuados por Dilma se apoyan entonces en la Justicia Social y en la Integración Latinoamericana (y Sur-Sur). El No al Alca, la cancelación en un solo pago (y en simultáneo con Argentina y Venezuela) al FMI, no son cosas menores. La "comprensión" frente a Evo y el proceso boliviano, que afectó intereses brasileños con las nacionalizaciones, o el apoyó político sostenido a Chávez, no son cosas menores. La construcción de un polo de poder mundial con el BRICS que balanceé el eje USA-Europa-Japón (y su guerrera OTAN), la solidaridad e integración económica con África. Todo ello habla de una Soberanía Política que se manifestó  por ejemplo una vez conocido (vía Assange y sus Wikileaks) que USA espiaba y pinchaba los teléfonos y mails de Dilma. A los gringos se les cayó una venta multimillonaria de 36 aviones de guerra que tenían cerrada con el Ministerio de Defensa de Brasil, que teminó comprando a Francia. Dilma pegó a los yanquis donde duele, que es el bolsillo. Ni la Merkel se anima a tanto.
¿Por qué perdió tanto apoyó el PT entonces? Sigue la nota de Ámbito:

"Ahora bien, ¿por qué el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, tal es su nombre, aunque es conservador por su vocación reciente) logró anidar con fuerza en el sudeste desarrollado, la cuna del PT?



Porque así como ascendieron en la escala social los más rezagados, también surgió un nuevo sector medio, la llamada "clase C", de unos 30 millones de personas. Y porque muchos de éstos, sumados a las clases medias tradicionales y, por qué no, a parte de los beneficiarios de subsidios que van perdiendo el temor a que un Gobierno nuevo les retire esos beneficios, pueden ir decantándose por ofertas diferentes.


Esto es lo que se vio en las masivas manifestaciones de junio del año pasado, en las que los nuevos y viejos sectores medios expresaron demandas de segunda generación (transporte, vivienda, salud, educación y seguridad), servicios que no crecieron en oferta al ritmo necesario para absorber una demanda multiplicada. El PT, en cierta forma, es víctima de su propio éxito".


Finaliza el compañero @handicapepe en su blog Optimus Prime: 
"la gestión actual del PT tiene su principal déficit precisamente en aquello que le permitió llegar al poder en 2003: su capacidad de convertirse en el interlocutor privilegiado del mensaje de cambio necesario". 
Queda claro que a nosotros no nos da lo mismo y apostamos a la reelección de Dilma y la continuidad del PT en el gobierno, con ese gigante conductor que es Lula. Sea.
Nobleza obliga, lo vimos en el Blog de Abel

2 comentarios:

  1. Estimado Santo,
    A mí tampoco me da lo mismo y también apuesto a la reelección de Dilma. También mencioné que es necesario que Lula vuelva a la presidencia en 2019. La "desdramatización", como la llamás, iba en el sentido de señalar que Brasil tiene márgenes de maniobra cada vez más reducidos en el PEN, y que en cierto sentido ello es un éxito (y no un fracaso) que se compone de una serie de grandes debates que se han dado desde el retorno a la democracia y en parecen saldados. Con Abel coincidimos en que nada es definitivo y en nuestra región la inestabilidad siempre está latente. Pero existe un modelo brasileño, es posible identificarlo, aunque claramente ello implique esfuerzos a veces demasiado sintéticos. Y ese modelo no puede ser conmovido sin más por un liderazgo nacional como el que amenaza ser Marina Silva. Dudo muchísimo que pueda frenar a Petrobras, frenar el Presal o vaciar el BNDES. Pero su apuesta a proteger el Amazonas y liderar la agenda verde del softpower internacional sí podría hacerse real. Y que esa agenda es funcional al proyecto norteamericano para la región es evidente. Sin embargo, la agenda de liberalización mundial que puso a Acevedo en la OMC no la trae Silva, la trajo Dilma. Y ese puesto se lo ganó en 2008, cuando Lula convalidó el voto favorable a la oferta de los países desarrollados para destrabar la Ronda de Doha. En cuanto a la política exterior, solamente Lula la politizó, haciendo un proyecto paralelo a Itamaraty. Y ese proyecto político paralelo Dilma en gran parte no lo continuó. Claro, su reprimarización recortó sus márgenes de maniobra, en un sentido diferente al mencionado arriba. No se trata de desdramatizar las consecuencias de una victoria de Silva. Se trata de comprender qué modelo ha construido Brasil y comprender de una vez que el tiempo de mayor sintonía política binacional ha pasado, como camino obligado para una nueva apuesta que haya aprendido de los errores de la última década. En el post y los comentarios lo desarrollo con mayor detalle.

    Un detalle, el blog se llama Optimus Subprime, no prime.

    Abrazo!

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    1. Coincido compañero en lo que ponés, no lo plantié como antagónico, ni creo que te de lo mismo sino que reforzás lo del modelo estructural. Si creo que los apoyos de la derecha a Marina se los van a cobrar, mínimo, con el alineamiento internacional pro yanqui. Abrazo grande

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