Una nueva protesta de la policía bonaerense puso en vilo al país y en estado de paranoia al gobierno bonaerense. ¿Es un reclamo netamente salarial o busca desestabilizar al gobernador Kicillof?
El desconcierto fue profundo por la sorpresa absoluta de la masiva medida, a pesar de que los uniformados venían avisando a través de las redes sociales de sus organismos de representación sindical sin personería gremial. También lo revelaron distintos ex funcionarios bonaerenses como Florencia Arietto, que reveló que había malestar en la fuerza que eclosionaría en días.
Las razones del malestar
Hay tres razones estructurales que explican la acumulación y explosión del malestar policial. Dos son responsabilidad del gobierno de Maria Eugenia Vidal, una de Kicillof.
Cambiemos prometió equiparar los sueldos de la policía bonaerense con los de la policía de la ciudad. No cumplió. Esa frustración explica por qué los voceros de la protesta como el ex subjefe Barata o el mismo Luis Tonil (presidente de la Defensoría Policial) hablan pestes de la ex gobernadora Maria Eugenia Vidal.
También fue Cambiemos el que devaluó sin parar el peso, disminuyendo el salario real y el poder adquisitivo del salario. ¿Entonces por qué protestan ahora? Las devaluaciones y los desengaños comparten algo en común: siempre se "sienten" después, una vez que el engaño fue consumado.
Por eso hubo protestas en Misiones -que lo resolvió aumentando un 50% el sueldo de los uniformados- y Catamarca.
Especificidades
Es innegable que el caso aún no resuelto de la desaparición y muerte de Facundo Castro y la crisis por toma de tierras incidieron en el clima ambiente previo a la manifestación policial.
El primero volvió a poner en el banquillo de acusados -que en Argentina suele ser el mismo que el de condenados, al menos mediáticamente- a la fuerza, de un pasado tan oscuro que torna inmediatamente verosímil una acusación por desaparición forzada de una persona.
En este caso sin embargo la justicia aún no imputó a ningún uniformado y el ministro de Seguridad Sergio Berni (y por ende el gobernador Axel Kiciloff y Cristina Fernández de Kirchner) optaron por no apartar a los agentes, basados en el principio de presunción de inocencia. Algo que los uniformados movilizados destacan.
La crisis de toma de tierra revela la contradicción interna entre un ala permisiva, encarnada en la ministra de Seguridad Frederic y los movimientos sociales expresados en el Chino Navarro y Grabois, que reavivan la tensión entre los garantistas y los punitivistas, que los uniformados interpretan como un "siga, siga" a la delincuencia.
El raid mediático de Sergio Berni en relación a ambos temas exacerbó su perfil siempre alto, en un momento donde el respaldo a la fuerza y la mística del orden que encarna el Ministro no alcanzaron para conducir a una tropa empobrecida hasta el límite.
Poner los puntos
El pliego de reclamos de los uniformados es una evidencia de lo apolítico -apartidario si se prefiere- del "planteo" policial. Aumentos segmentados de salario según categorías, aumento de las horas extra (Core), plan de viviendas, que la tropa no pague sus insumos (chalecos, uniformes, balas, combustible del patrullero) son todos reclamos extremadamente sensatos.
Si bien especular sobre qué porcentaje de aumento se debería dar -atendiendo a que es segmentado por escalafón- es impreciso, en el sentido que no se da lo que corresponde, sino en base "a lo que hay para dar" (recursos disponibles realmente existentes), es claro que el 60% que pide la policía responde a la táctica de pedir el doble para que te den la mitad. En ese sentido, un aumento del 40% debería cerrar esta "paritaria", si se retocan los ítems adecuados (horas Core).
Pero hay un solo ítem que los uniformados aclararon que no negociaran y es la no sanción de los agentes en funciones que participaron de la manifestación. Es un tema sensible, porque es de estricta ilegalidad, razón por la que no existe un sindicato policial: los agentes en funciones no pueden hacer huelga.
Este punto tampoco debería ser insalvable, si se recurre a la astucia necesaria para gobernar. Se levanta la protesta sin sanciones. Se sanciona con una purga diez meses después, con las brasas apagadas.
¿Adiós Berni?
Lo insólito puede ocurrir: mientras todos pensaban que Sergio Berni caería por izquierda (arrastrado por el caso Facundo Castro) es posible que caiga por derecha con la rebelión de la fuerza que falló en comandar. Vale decir por ineficaz en los términos en que él mismo lo plantea.
Los cuatro mil pesos de aumento de principio de año y no haber anunciado un porcentaje concreto al prometer un nuevo aumento no logró desactivar la protesta. Una protesta que Berni no vio venir y ahora es su peor pecado y causal de despido. Despido que es incierto, porque no se debe subestimar la capacidad para no retroceder de Cristina.