Publicado en Abcenlinea
Todos los 17 de Octubre, los peronistas conmemoran el Día de la Lealtad, cando el pueblo trabajador rescató al General Perón de su prisión en la isla Martín García y lo depositó en el balcón de la Casa Rosada, para que trabaje para la felicidad del pueblo y por la grandeza de la Nación. Pero, ¿Qué significa la Lealtad en el peronismo?
Primero fue la lealtad a una persona, a Juan Domingo Perón, conductor del movimiento y creador de su doctrina (si, hay doctrina, Perón escribió y mucho). Luego Juan Perón murió, y el peronismo devino de movimiento en Partido Justicialista. Allí nació la frase “el que gana conduce y el que pierde acompaña”, porque siempre la unidad fue un valor en el peronismo, la autoridad la dan los votos y “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista”. No obstante, ha habido conductores de todas las layas en estos últimos 40 años, como correlaciones de fuerza ha habido en el mundo, porque también enseñó el General que “hay que adaptarse a la evolución de los tiempos”. La famosa diosa fortuna (suerte) de Maquiavelo y la virtú (astucia y fuerza, capacidad de aprovechar la oportunidad) para adaptarse.
Entonces hubo: conductores neoliberales como Menem, conservadores-populares/industrialistas como Duhalde y “desarrollistas con inclusión social” como Néstor y Cristina.
Aníbal Fernández, que algo sabe de peronismo, suele decir que:
“Rescato que Néstor, que era profundamente peronista y Cristina, que es profundamente peronista, nunca fueron ávidos de `dar´ el discurso de Perón pero sí de volcar la política que Perón concebía como la política popular o la política del trabajador (…) el peronismo pasa hoy por la política que Néstor y Cristina llevaron a la práctica, porque ellos no se olvidaron ninguna de las materias que enseñaba Juan Perón. Ejercen el magisterio conceptual completo”
Hay quienes se quedan en la “liturgia” (gerontes generalmente) y andan peronómetro en mano diciendo quién es peronista y quién no. Lo cual no tiene sentido porque el peronismo es movimentista (no una estructura partidaria como la UCR o la izquierda) que se apoya en las “organizaciones libres del pueblo” (“agrupaciones” sueltas) y utiliza la herramienta electoral (PJ) sólo en elecciones. Y al aparato del Estado. Siempre el intendente es el jefe del PJ local, el Gobernador del PJ Provincial y el Presidente del PJ Nacional, entonces a veces se resuelven pujas de poder partidarias al interior del Estado.
En lo doctrinario, el peronismo son sus tres banderas: Soberanía Política, Independencia Económica, Justicia Social. En ese orden, porque son correlativas. Algunos agregan Integración Latinoamericana también, lo que lleva al concepto de Tercera Posición, que no se profundizará aquí.
Lo remarcable es lo siguiente: el peronismo se apoya ideologicamente en el Pensamiento Nacional creado por FORJA. Don Arturo Jauretche enseñó que el movimiento nacional tuvo distintas expresiones históricas (desde los patriotas de 1810, los caudillos federales, el yrigoyenismo radical, hasta llegar el peronismo, que lo abandonó momentáneamente en los noventa).El peronismo es hasta hoy el continente del pensamiento nacional.Gramsci dice que los partidos tienen un ciclo histórico, vida y muerte. Néstor Kirchner devolvió el justicialismo a la vida al adaptarlo, respetando su doctrina, al mundo posneoliberal del siglo XXI. El kirchnerismo tiene como columna principal al peronismo y suma sectores del progresismo y la izquierda. En su seno se disputa sentido, entre el pensamiento nacional y el progresismo.
En los primeros años del exilió del General Perón, Jauretche apuntaba a detectar el sector menos duro del frente antiperonista y operar sobre él. Así fue que nació el pacto Perón-Frondizi, a instancias de Cooke, pero sobre una idea que Jauretche y Scalabrini Ortiz venían martillando desde el semanario “Qué”. Al principio Perón era renuente, porque es verdad que había quedado aturdido por la reacción del ´55 y sus peores años de conducción fueron los que van del ´56 al ´58 donde, en el mayor momento de debilidad del movimiento, solo apostaba a la línea dura y el sabotaje. Lo dicho no quita un ápice de mística a la gloriosa Resistencia Peronista.
Entonces, hacia afuera: detectar en qué sectores de la oposición democrática anida pensamiento nacional y patriotismo genuino, para construir consensos y gobernabilidad.
Hacia adentro: es necesario desmitificar algo. Muchas veces sobre cúpulas dirigenciales enquistadas, tanto en el partido como en los sindicatos, sectores del movimiento decidieron “jugar por afuera”. Es válido, es parte del manual no escrito del peronismo. El viejo Cafiero fue un ejemplo que no se diferencia en nada de la táctica seguida por Massa. Si la apuesta prospera, se copa por afuera la conducción. Si fracasa, se vuelve al redil “castigado” y al fondo del colectivo. Porque el movimiento es eso, un gran colectivo donde maneja “el conductor” y leales o ex adversarios van adelante, al medio o atrás, todos mezclados.
El macroejemplo Massa
El peronismo bonaerense, que busca sacarse la “intervención federal” que le cayera encima en 2005 con la victoria y posterior colonización de Nestor Kirchner (Maquiavelo, tomo 1, capítulo 1), probó suerte en 2013 con Sergio Massa. Se la jugó y le salió mal. A intendentes que en muchos de sus distritos son queridos, no sirve pensarlos como “barones del conurbano buenos con el FpV” vs “barones del conurbano malos con Massa”. Así piensa el progresismo y así le va, no sale de Ciudad de Buenos Aires y Moron. Massa habrá pecado de especulador o de oportunista, pero fue un reflejo de algo. De una bronca, de una instatisfacción, de una falta de conducción al interior del peronismo. Mejor que extrañar a Néstor Kirchner es pensar en cuáles situaciones hace más falta, en qué era irremplazable por Cristina. Hoy un sector de intendentes (y votos) de Massa vuelven al FpV, se recibirán con los brazos abiertos (al fondo del colectivo) y está bien, porque como decía Peron: “la acción electoral es cuantitativa, la acción de gobierno es cualitativa”. ¿Qué significa esto? Si se juntan los “buenos”, son muy poquitos. Hay que juntar a todo el mundo, sabiendo quién es quién y qué aporta cada uno, pero en definitiva el pueblo no recuerda a sus gobernantes por “cómo llegaron” sino por “cómo gobernaron”, si le cambiaron la vida para bien o no.
El microejemplo Das Neves
Es recomendable tener buena memoria y abandonar los purismos sobreactuados, que en política no conducen a ningún lado. Sólo la miseria política, las bajezas personales, la traición del que “se le ha dado todo” y mal pagó a su mentor no se perdonan. La política no es una actividad para rencorosos. Por eso, si un dirigente “existía” desde antes y no fue “creado” por quien conduce, si tiene votos propios, no es empleado: es socio. Y a los socios se los considera, se los respeta (más o menos, siempre hay socios mayoritarios o minoritarios), pero se los necesita adentro. Por eso se amnistía rapidamente a quien representa un buen caudal de votos. En esto nadie hace favores a nadie, eso es pensar como “angelitos” diría Peron. El caso de Das Neves y su reconciliación con el FpV es paradigmática. Por eso la visita de Randazzo le bajó la espuma a muchos kirchneristas no peronistas con memoria de 2011 para acá. Hay una frase famosa del ex dictador Lanusse, que combatió al primer gobierno peronista y por ello sufrió cárcel y tortura , donde dice que “aquellos que combatimos al peronismo poniendo el cuero, a la larga respetamos y podemos negociar más con Peron que aquellos antiperonistas que nunca se han jugado el pellejo”.
¿Qué significa esto? Que a la larga en política los adversarios se respetan y no tiene sentido guardar rencores inmodificables, personales, cuando las personas que tuvieron esas disputas ya se han reconciliado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario