jueves, 28 de agosto de 2014

Lugano y Berni. El problema de la vivienda y la represión en la Ciudad de Buenos Aires



Nos tomamos unos días para pensar este post, porque es un tema sensible. Invita a la fácil, la de indignarse por la represión, decir que son todos unos hijos de puta (la Metropolitana, Gendarmería, Macri, Berni ¿Cristina?)…y olvidarse.
Y porque queríamos hablar con los compañeros. Que nos cuenten cómo la vieron. Y lo publicamos hoy que hay paro, porque ya hablamos del paro y porque nos gusta ir a contramano de la vorágine de la agenda mediática, aunque no garpe.
El sábado por orden de una jueza la Policía Metropolitana, con asistencia de la Gendarmería, reprimió y desalojó a los vecinos de la Toma Papa Francisco en Lugano. 700 familias fueron desplazadas y sus ranchos destruidos por las topadoras, al mejor estilo Cacciatore ´78. Por el gobierno de la Ciudad puso la carita la vicejefa de Gobierno Maria Eugenia Vidal. Por el gobierno nacional el secretario de Seguridad Sergio Berni.
El tema es complejo por varias aristas. La represión toca la fibra de cualquier militante que la sufrió y despierta una postura antiyuta y antirepresiva enseguida. Hay que condenarla. Pero importa dejar en claro quién fue que reprimió, saber bien cómo vino la mano. Y además animarse a pensar otras cosas: ¿Estaba bien esa toma? ¿Por qué nació? ¿El gobierno nacional tuvo un giro en su política de no- represión? ¿Cómo juegan los cálculos e intereses electorales de 2015? ¿Y los negocios inmobiliarios en la Ciudad? ¿Está bien la política de estado del Gobierno Nacional hacia la Ciudad de Buenos Aires en el tema tan sensible de la vivienda?

La toma
El Parque Indoamericano es un gigantesco “espacio verde” en el barrio de Lugano, entre Av. Cruz, Lacarra, los piletones hacia Soldati y casi llegando a la autopista “lugano arriba”. Para otros es un descampado, donde se arrojan residuos y escombros. Lo cierto es que está emplazado entre la Villa 20, que está del otro lado de Lacarra; Barrio Los Piletones-Villa Fátima hacia Soldati;  y no muy lejos (15 cuadras) está la cancha de San Lorenzo y la Villa 1.11.14 o “Bajo Flores”. A su alrededor hay varios monoblocks, los más conocidos Lugano 1 y 2 y el Barrió Samoré, de “vecinos” muchas veces furiosamente antivilleros (¿obreros? ¿Clase media baja? ¿Blancos?).
En diciembre 2010, luego de la muerte de Néstor, hubo una toma grande y una represión poco clara de la Federal, con muertos incluso. Este hecho significó un apriete de la cana como corporación a Cristina (parecido a lo que le sucedió a Correa en Ecuador en su momento) y precipitó que se le quite el manejo de las fuerzas de seguridad a Aníbal y la creación del Ministerio de Seguridad a cargo de Nilda Garré.
Esa toma se desactivó luego de un intenso laburo del Ministerio de Desarrollo de la Nación, articulando con Desarrollo de Ciudad, y donde se terminó prometiendo que por cada peso que pusiera la Ciudad pondría uno la Nación. Nadie puso un peso. Las causas siguen estando. No hay terreno para construir. Los alquileres salen muy caros porque hay mucha demanda, mucho movimiento, “mucho trabajo” y los vivos especulan. No hay una política de vivienda de la Ciudad. Tampoco de Nación.
Por supuesto que el tema reflotó. En febrero de este año hubo una toma más pequeña que la anterior, pero más duradera. Seis meses duró. Y hasta le pusieron un nombre que los proteja: “Barrio Papa Francisco”.
Algunos creen que el primer error fue dejar crecer esa toma. Que se agrande, que se ponga sólida.


¿Cómo no va a haber toma?
Hay toma porque no hay vivienda. No hay vivienda porque no hay terrenos y porque no hay créditos hipotecarios (tasas bajitas, muchos años, para el laburante). Pero al mismo tiempo no para de crecer la demanda. Hay un gobierno en la Ciudad que debe por mandato constitucional tener una política de estado frente a esta demanda ciudadana. En esta nota, Juan Cabandié da números:
“En 2001 había 107.805 personas habitando en villas y asentamientos, hoy son entre 250 y 300 mil las personas que habitan de manera precaria y el déficit habitacional total en la Reina del Plata afecta a unos 500.000 habitantes.
También deberían cumplirse las leyes de urbanización de villas, recuperando –de mínima– el nivel de inversión previo a la actual gestión. Esto significa que si en 2013 se hubiese invertido un 4 por ciento en vez de un 2 por ciento, el presupuesto en este rubro hubiese sido 1000 millones de pesos mayor, lo que equivaldría a la construcción de 3800 casas que podrían alojar a más de 19.000 personas (…) Sólo con el dinero subejecutado –es decir, no utilizado– entre 2008 y 2013 se podrían haber construido más de 6100 viviendas, satisfaciendo la necesidad habitacional de 30.000 porteños.”
Si bien Juan Cabandié es un hombre del “partido de gobierno” como dirían los radicales, los números son los números.
Ahora bien, la toma es una herramienta clásica de los sectores populares. Muchos barrios de inmigrantes arrancaron así. No todo fue urbanismo en el pasado y los orígenes de las cosas suelen ser barrosos, aunque después se emprolijen con el tiempo. En los setenta los milicos volaron muchas villas de la capital federal. El caso paradigmático fue la 31 en Retiro, que pasó de 60 mil habitantes a 12 mil en el 1983. Mucha de esa gente se fue a provincia. Los milicos solucionaban todo con monoblocks, Fuerte Apache nace en esa época. En los ochenta hubo grandes tomas de tierra, en Lomas de Zamora, Lanús y La Matanza por ejemplo. Pero una toma es distinta que una villa. Porque en la primera se trazan calles, se reparten lotes desde un principio, se jode con los servicios. Apunta a ser un barrio desde sus orígenes. La villa crece como puede, desordenada, con pasillos. Es más quilombo, menos planificada y por eso también cuesta que lleguen los servicios (ver “De la Ruta al Barrio” de Maristella Svampa). Muchas de esas tomas de los ochenta derivaron en un movimiento, que luego se llenó de desocupados y se le dijo piquetero, la Federación Tierra y Vivienda de Luis D´elía (FTV).
Pero también es verdad que hay mucho “vivo” en las tomas. Porque la toma es como el saqueo. Ambos se basan en una necesidad primaria (el hambre, el techo) pero siempre un grupo organizado “tira la primera piedra” y luego la gente se prende espontáneamente y la masividad lo torna popular y anónimo.
Esta toma era un imposible desde el principio. Porque no se iba a dejar crecer una villa en el Indoamericano. No se dejó en 2010, no se iba a dejar ahora. Pero además porque esas tierras están contaminadas. Había un depósito judicial de autos secuestrados ahí. Aceites, naftas, mercurio de baterías, durante años, contaminando la tierra. Tan es así que cuando la Fundación Madres de Plaza de Mayo con su proyecto de viviendas “Sueños Compartidos” quiso construir ahí para urbanizar la Villa 20, un juez le dijo que no, que primero había que remover no solo los vehículos sino por lo menos tres metros de profundidad de tierra contaminada y reemplazarla por nueva. Nada menos.


La Represión
Muchos compañeros nos decían asombrados que les impresionó lo “cebados” que estaban los canas de la Metropolitana. A Horacio Pietragalla (hijo de desaparecidos y nieto recuperado, diputado nacional por el FPV que milita en Lugano) le dieron hasta tirarlo y le siguieron dando en el piso. Encima después lo toreaban “cómo cobraste eh”, y eso que Horacio es grandote.
Reprimió la Policía Metropolitana por orden de una jueza, en forma constitucional, legal, por derecha”. Y la Gendarmería estuvo de contención, haciéndole la segunda a la Metropolitana, pero no participó en la represión. Mal que les pese a la izquierda y a los liberales, que por las bravuconadas de Berni ya querían endilgarle la represión al gobierno nacional y jugarle las contradicciones, chicanearlo con que había abandonado sus banderas. Por ejemplo Tennembaun, que lo ubicó Maria Rachid (legisladora porteña del Mov. Evita) cuando por twitter le dijo “yo estuve desde las 9 de la mañana, hasta las 23 del sábado y a la Gendarmería no la vi reprimiendo”.
Es muy, muy destacable que los representantes de la militancia hayan puesto el cuerpo. Hubo muchos legisladores porteños como Paula Penacca, Pablo Ferreyra, Maria Rachid, José Cruz Campagnoli de Nuevo Encuentro; el diputado nacional Horacio Pietragalla; comuneros como Facundo Roma y referentes del barrio como Alejandro “el pitu” Salvatierra que dieron el presente. Incluso el Cuervo Larroque, que tiene su básica de siempre en la Villa 20.
Que bancaron a la gente, aún no estando del todo de acuerdo con la toma.
“El sábado fue ir a aguantar y ver que estos no maten a nadie. El domingo acompañar a la gente a los paradores de la Ciudad, que zafan. Ver que se reparta la comida. Gestionar los documentos para los subsidios.”
Los subsidios son de 1.800 pesos por mes y un pago extra único de 3 mil, cuando los alquileres en la Villa 20 están entre dos y dos mil quinientos pesos.

B.E.R.N.I.
Lo que generó mucho ruido fue ver y escuchar al secretario de Seguridad bancando el desalojo, a pesar de decir que fue improvisado y mal hecho. Aunque no “prestó” la Gendarmería, e incluso parece fue una decisión directa de la Ministra, si es verdad que puso la cara y declaró fuerte. La militancia dice que le venía pidiendo hace rato que pusiera más seguridad en la zona, que “estaba picante”. Da la sensación que se hizo zona liberada para que haya delito y tener la excusa para el desalojo. Y mataron a la piba. Y hubo desalojo.
No vamos a hablar de Berni, habiendo algo tan groso escrito. Lo que sí vamos a decir es que parece que más allá de su eficacia o no, la sobreactuación de Berni parece más exacerbada que nunca de cara a una posible candidatura en 2015. Es parte del juego. A nosotros no nos asusta Berni. De hecho, nos gusta. El peronismo (el kirchnerismo) tiene derecho a tener un tipo que intente una política de seguridad distinta a la del eje Nilda-Verbistky-Arslanian-Saín (que nos gusta más, es estructural y más seria. Pero no anduvo). Y los emparentamientos con Aldo Rico o Ruckauf no pasan de chicanas baratas. Porque a Berni lo conduce alguien bien distinto, que es Cristina. Pero bueno, esto desata internas en el movimiento y dispara debates. Que hay que dar, porque sino la militancia no crece. Te corren por izquierda. Te quedás en la chiquita, en la coyuntural.

¿Tenía que quedarse la gente en esos terrenos intoxicados? No. Todos sabemos que apuntamos a una solución de fondo, posta, las casitas.  Pero ¿mientras tanto? “Esto va camino a ser Villa Cartón 2” nos dice un compañero, en alusión a la villa que se quemó en tiempos de Telerman y que fue el origen  del Parador de Parque Avellaneda.
Y acá hay que hacer una autocrítica, que es la experiencia de viviendas de las Madres. Que fue hermoso hasta que Shocklender las cagó y se choreó todo. Pero esa frustración está muy presente en la memoria viva del barrio. Y hay que hacerse cargo. Porque el gobierno nacional, frente a un distrito opositor opulento como lo es la Ciudad, tomó la sensata decisión de dejar que fuera Macri el que tuviera que poner dinero de su presupuesto para hacer viviendas y priorizar las provincias. Pero eso no pasó y el gobierno nacional bajó viviendas desde Madres, y eso no salió. Entonces la promesa que levantó la toma del Indoamericano en 2010, “por cada peso que la Ciudad ponga, pondrá otro la Nación” quedó en la nada.
La solución de fondo es regular los alquileres, para que no se zarpen con la especulación y hacer algo con las viviendas desocupadas en la Ciudad. También exigirle a Macri que ponga a disposición terrenos. Y al gobierno nacional que destine una cuota decente del Plan Federal de Viviendas a la Ciudad.
Y discutir estas cosas. Hacerse preguntas. ¿Está bien siempre que venga cualquiera y pinte una toma? ¿Todas las tomas son iguales? ¿Todo operativo que haga uso de la fuerza está reprimiendo? La definición básica de Estado es una organización que ejerce el legítimo monopolio de la fuerza en un territorio y sobre una población determinada. ¿Es lo mismo la represión de una dictadura que la de un gobierno electo que puede perder la siguiente elección?
A mí me gusta la represión “a lo Néstor”. Como cuando sacó a upa al gordo De Angelis de la ruta en 2008. Creo en eso, que la cana tiene que cobrar. Tiene que ir desarmada, solo con gas pimienta y bastones, y si cobran que cobren. Prefiero ciudadanos canas que ciudadanos civiles en el hospital. Prefiero desarmar el piquete y aparte ganar la pulseada políticamente porque tengo canas heridos. Pero hay veces que el Estado debe accionar. Y estos debates se tienen que dar. Porque si no viene cualquier jipi y te corre por izquierda.
Y Juan Domingo Perón no era trabajador social, ni boy scout. Era un Hombre de Estado. Que hacía casas.  

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